Hace unos días, una estudiante me preguntó (aunque estuvimos estudiando lo que encontrábamos en la Palabra de Dios sobre el tema): "¿Por qué los cristianos no creen en los fantasmas?" Al mismo tiempo, una de las estudiantes ya cristianas decía "¡Por que no existen!".
Lo normal, lo que se escucha, es que los creyentes piensen que los fantasmas no son reales, que pueden producir miedo pero en la Biblia no están los fantasmas. Hagamos una breve búsqueda de lo que la Palabra de Dios habla de los fantasmas ¿Quiénes son? ¿Deberían darnos miedo?
Según la RAE, un fantasma es "Imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos." Con el grupo de estudiantes concordamos en que "no tienen cuerpo" o que son espíritus. Iremos analizando de a partes y luego llegaremos a una conclusión grande.
Para la biología, definir la vida es un debate abierto todavía no concluido. No es suficiente con pensar en nacer, crecer, reproducirse y morir porque no todo los seres vivos lo hacen. Lo que si tenemos en claro es cómo fue que llegamos como humanos a estar vivos por primera vez:
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7).
Entonces, la receta para crear un ser viviente y humano es: POLVO DE LA TIERRA + ALIENTO DE VIDA = SER VIVIENTE. El rey Salomón nos cuenta lo que pasa al morir y confirma esta fórmula:
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 2 antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; (...) antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; 7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio" (Eclesiastés 12:1-2, 6-7).
En estas metáforas que usa el sabio para describir la muerte se encuentra la "ruptura" o separación de las dos cosas necesarias para tener un ser viviente, el polvo y el espíritu o aliento (Para comprender las distintas traducciones de las palabras claves de este tema te recomendamos leer el blog Los engaños de Satanás II donde explicamos estos términos).
En el versículo de Eclesiastés nos encontramos con que el polvo vuelve a la tierra o sepulcro (Juan 5:28-29), es decir que el cadáver se descompone y nuestras moléculas y átomos siguen su paso en los ciclos de materia de cada ecosistema; y el aliento es guardado por Dios. NADA queda vagando por ahí, todo tiene su lugar específico de destino. Así nos encontramos que en la definición de fantasma tenemos un problema: la imagen que vemos no puede ser producida por la persona que murió. Otras evidencias pueden encontrarse en las descripciones de lo que puede y lo que no puede hacer un ser que murió, leé en nuestro blog sobre el tema ¿Qué pueden hacer los muertos? (Será publicado en breve)
Cuando Dios devuelve la vida a alguien arma nuevamente su cuerpo (polvo de la tierra, la dimensión material del ser viviente) y configura todo para que volvamos a estar en funcionamiento incluyendo nuestros recuerdos, personalidad, etc. Esta segunda cosa es la gran diferencia que tenemos con un gran jarrón de arcilla moldeado con delicadeza. Ejemplos de personas humanas que volvieron a vivir son: Lázaro (Juan 11:38-44 y Juan 12:1–2), el hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17), Moisés (Deuteronomio 34:1-6, Mateo 17:3-4 y Judas 1:9), la hija de Jairo (Marcos 5:35-42) y un señor israelita (2 Reyes 13:20-21).
Si como personas estamos vivas, o no existimos al morir, las alternativas que quedan para la imagen que se ve del fallecido son: ilusión óptica o un truco visual, Dios o alguien que esté de su lado (por ej.: ángeles no caídos) o Satanás y sus demonios.
No discutiremos las ilusiones ópticas ni las alucinaciones, pero si tenemos evidencias bíblicas de que Dios desaprueba que se consulte a los muertos como a los espíritus o fantasmas:
"No os volváis a los médium ni a los espiritistas, ni los busquéis para ser contaminados por ellos. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios" (Levítico 19:31).
"No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR; y por causa de estas abominaciones el SEÑOR tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti" (Deuteronomio 18:10-12).
Al dejar declarado su disgusto de estas prácticas, es coherente que Dios no envíe a sus ángeles o aparezca con el aspecto o imagen de una persona que murió. Pero, a Satanás le conviene que creamos en él y lo sigamos, por lo que usa muchas estrategias eligiendo para cada caso la más eficiente (1 Pedro 5:8, Efesios 6:10-13 y 2 Tesalonicenses 2:9). Nosotros, como humanos, tenemos vínculos emocionales muy fuertes con nuestros amigos y familiares, haciendo que sea difícil pensar con claridad y distinguir los engaños de Satanás cuando vemos que un ser querido "está" ahí frente a nosotros después de haberlo extrañado por mucho tiempo.
En la Palabra encontramos varios casos de fantasmas (imágenes de personas ya muertas que fueron vistas por humanos), como el fantasma con la imagen de Samuel, vista por Saúl. En este episodio encontramos que Saúl pide a este fantasma que le revele la voluntad de Dios (siendo que Dios le había confirmado que nunca más le enviaría mensajes y que prohibía consultar a los muertos). Este fantasma aparece mediante la "ayuda" de una pitonisa que recibía información de los demonios (por ejemplo, que ese hombre era el rey Saúl) y participa de acciones que Dios detesta, cosa que nos ayuda a descartar que sea el propio Samuel que era un profeta de Dios y obedecía sus mandatos. El resto de la historia podés leerla buscando en tu Biblia 1 Samuel 28.
Los discípulos de Jesús pensaron que estaban viendo un fantasma, cuando los relámpagos de la tormenta mostraron a Jesús caminando sobre el agua hacia ellos (Mateo 14:26).
Si, deberíamos hacerlo y con seguridad. Satanás y todo su equipo pueden vestirse de la imagen de personas que ya fallecieron, y al velar y aprender del conocimiento dejado en la Palabra de Dios nos dará la seguridad y la fuerza para vencer sus dardos engañosos.
Además, tengamos a Dios como nuestra fuente de información y consultemos con oración y leyendo su Palabra todas nuestras dudas y preguntas, que nos darán una respuesta certera y precisa según su voluntad.
¡Hoy es un buen día para estudiar más la Palabra de Dios!